Pocos críticos literarios advierten –ante la aparición de la novela La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes− que se trataba de la primera tentativa mexicana de superar los límites de lo regional para aprender estéticamente el fenómeno de una nación que está integrándose con elementos que pertenecen a muy diversos ámbitos geográficos y niveles históricos. En que se enfrentan las instituciones con la violencia, los mitos con las verdades insoslayables, las gesticulaciones con el honrado afán de la autenticidad.
Ahora Carlos Fuentes ha partido a un viaje largo y del que tendremos noticias periódicas. Desde las perspectivas en que se irá situando, desde las comparaciones que le será necesario establecer, de las urgencias que podrá compartir ha de alcanzar (confiamos sus lectores) una imagen más nítida, más completa y más entrañable de ese México que constituye la preocupación central de su obra y de su vida.
La Cultura en México, suplemento de Siempre!, núm 83, 18 de septiembre de 1963, p. xviii.
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