Los distraídos (poema)
- Rosario Castellanos Figueroa
- 19 feb 2021
- 1 Min. de lectura
Algunos lo ignoran. Creían que la tierra era aún habitable. No miraron la grieta que el sismo abrió; no estaban cuando el cáncer aparecía en el rostro espantado de un hombre.
Rieron en el instante en que una manzana, en vez de caer, voló y el universo fue declarado loco.
No presenciaron la degollación del inocente. Nunca distinguieron a un inocente del que no lo es.
(Por otra parte habían aprobado, desde el principio, la pena de muerte.)
Continuaron llegando a los lugares, exigiendo una silla más cómoda, un menú más exquisito, un trato más correcto.
¡Querido, si te sirven sin gratitud, castígalos!
Y en los muros había un desorden peculiar y en las mesas no había comida sino odio y odio en el vino y odio en el mantel y odio hasta en la madera y en los clavos.
Entre sí cuchicheaban los distraídos: ¿qué es lo que sucede? ¡Hay que quejarse!
Nadie escuchaba. Nadie podía detenerse.
Era el tiempo de las emigraciones.
Todo ardía: ciudades, bosques enteros, nubes.
Rosario Castellanos
Kommentare