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  • Foto del escritorRosario Castellanos Figueroa

SENTIMIENTO DE SOLEDAD (1948)

María Salinas Ruiz, El sentimiento de soledad (Ensayo de psicología descriptiva), México, 1947


Como una tesis para adquirir el grado universitario de maestra en psicología. María Salinas Ruiz nos presenta este denso y jugoso ensayo descriptivo acerca de El sentimiento de soledad. Enriquecido con abundantes ejemplos y citas literarias nos conduce, al través de las cien páginas de que consta, de manera ordenada y rigurosa desde la elección del método y el planteamiento del problema hasta la ubicación de este sentimiento peculiar dentro de la estructura psíquica individual y aun social.

La soledad no es el aislamiento físico sino más bien una vivencia de distancia interna, un sentimiento, un fenómeno de la vida afectiva constituido por un “núcleo ideativo que hace referencia a los polos opuestos de agrado-desagrado”. Nace de un concepto de individuación, de diferenciación respecto a los demás, esto es, un hombre deviene solitario cuando se concibe a sí mismo como elemento independiente de la estructura social, concepción que sólo es posible en el hombre adulto o perteneciente a culturas elevadas. Es como una ruptura de la relación afectiva hacia el mundo que se manifiesta de dos formas: primero como dificultad de relación afectiva entre el individuo y el grupo, y segundo, como dificultad de expresión directa y externa de la carga sentimental que se integra a partir del contacto con el mundo. La psique del solitario enfocada de este modo hacia sí misma necesita crear un mecanismo compensatorio que mantenga el equilibrio entre el yo y el no-yo, es decir, un mecanismo que de algún modo lo una a la realidad exterior de la que se encuentra desvinculado. Lo cual se logra mediante la concentración del Cosmos en el hombre por medio de la imaginación y de la fantasía que, sacándolo todo de sí, revistiendo las cosas de su propio ser subjetivo, acaba por crear el “propio mundo interno”.

El sentimiento de soledad está condicionado por diferentes factores. En primer lugar, el temperamental. Dentro de la clasificación de Krestchmer el solitario corresponde al esquizotímico (“autista, con un gran desarrollo de los procesos internos, sujetos que se encierran en una zona estrictamente personal, volviendo la espalda a la muchedumbre o mirándola con absoluto desinterés”). Para Jung el solitario es el introvertido y para Sheldon el cerebro tónico “suprasensible, más preocupado por sus sentimientos y pensamientos que por la realidad exterior circundante”. Y cuando la circunstancia externa resulta agresiva o desagradable, el sentimiento de soledad se desarrollará o se acendrará en los individuos propensos a él. Pueden acelerar la marcha hacia él elementos ambientales tanto conscientes como inconscientes. Entre los primeros encontramos el fracaso ya sea motivado por hechos orgánico –funcionales o socioeconómicos entre los cuales el introvertido reaccionará mutilando su relación afectiva hacia el mundo que se le resiste o refugiándose en sí mismo. O bien adquiere una actividad compensatoria cuya forma típica es la creación artística (principalmente poética) en la que juega singular papel la identificación con el personaje que en ocasiones no es más que el reflejo de las potencialidades frustradas del autor. Por otra parte, cuando la relación valorativa del yo con los demás se efectúa de modo espontáneo, teniendo dentro de sí su centro de gravedad y no influyendo en él las decisiones de los prójimos, el sentimiento de soledad encuentra favorecido su desarrollo ya sea que la propia estimación resulte excesiva o defectuosa. Si es lo primero, narcisismo y soledad, se enlazan íntimamente.

Por último, el tipo solitario depende también de la organización social. En los grupos fuertemente homogéneos así como en la masa donde existen asociaciones tales que los miembros se ligan en una estrecha relación recíproca, la aparición del solitario será casi imposible. En cambio, su presencia es frecuente en aquellas formas sociales en las que privan las tendencias de la individualización y en los círculos en los que la diferenciación es mayor. Es fácil entonces deducir y advertir que el sentimiento de soledad es un fenómeno de la sociedad contemporánea y se da precisamente allí donde la abundancia numérica y las diferencias individuales crean relaciones superficiales entre los miembros, fortaleciendo así la conciencia de que el individuo se encuentra solo ante el destino y ante los obstáculos del universo.

Suma Bibliográfica, núm. 11-12, marzo-abril de 1948, pp. 354-356

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