TINIEBLAS Y CONSOLACIÓN (poema)
- Rosario Castellanos Figueroa
- 16 oct 2021
- 1 Min. de lectura
I
Por una y otra vez
como el martillo al clavo,
hasta hundirse en mi carne y traspasarla
el mundo me ha besado.
Sin una nube bajo el sol, desnuda,
me llevan de la mano
siete ángeles oscuros y otros siete
me dejan ir, llorando.
Ay, si supiera la oración secreta
para exprimirla encima de mis labios,
si con Sus ojos mansos me cubriera
en este desamparo.
Y Dios no ha de mirar, que Dios no mira
la agonía del pájaro
y el corazón es pájaro cogido
en muchos lazos.
II
El pastor no se olvida
de la oveja enredada entre las zarzas
y la desata y limpia sus vellones
y en sus brazos la vuelve a la majada.
¿Olvidaría el padre
a su hija pequeña?
¿Sólo porque no sabe hablar la dejaría
sufriendo su mudez junto a las piedras?
¿Sólo porque cuando anda se derrumba
y pierde su camino como ciega?
¿La olvidaría el padre
sólo porque es pequeña?
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